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En el corazón de la provincia de Colón, en el pintoresco pueblo costero de Portobelo, se celebra una de las festividades religiosas más emblemáticas de Panamá: la veneración al Cristo Negro. Cada 21 de octubre, miles de fieles y curiosos se congregan para rendir homenaje a esta enigmática figura, conocida por su manto oscuro y su expresión de sufrimiento, símbolo de profunda fe y esperanza.
Origen y misterio de la imagen
La historia del Cristo Negro de Portobelo está envuelta en leyendas y misterios. Según cuentan, la imagen llegó al puerto colonial de Portobelo en el siglo XVII, aunque los relatos varían sobre cómo llegó hasta allí. Una de las versiones más populares dice que fue arrojada al mar por los tripulantes de un barco que, ante una tormenta, buscaban aligerar su carga. Milagrosamente, la imagen fue hallada intacta en las costas de Portobelo, y desde entonces ha sido objeto de devoción.
El Cristo Negro, también llamado “Nazareno de Portobelo”, tiene una expresión que ha sido descrita como conmovedora, ya que refleja el dolor y el sacrificio. Esto ha generado una conexión especial con los feligreses, quienes lo ven como un símbolo de resiliencia ante las adversidades.
La peregrinación: un acto de fe
Lo más llamativo de esta festividad es la peregrinación. Cada año, miles de personas viajan desde diferentes partes de Panamá e incluso del extranjero, muchos de ellos realizando largos trayectos a pie y algunos completando los últimos kilómetros de rodillas, como acto de penitencia. Este esfuerzo físico simboliza la gratitud por los milagros concedidos o la súplica por la intervención divina del Cristo Negro.
Las calles de Portobelo se llenan de vida con procesiones, música, y danzas que forman parte de esta tradición, mostrando no solo la religiosidad de los colonenses, sino también su alegría y orgullo cultural.
Un legado vivo
Además de su importancia espiritual, la celebración del Cristo Negro ha impulsado el turismo en la región, atrayendo a miles de visitantes que desean presenciar de primera mano esta mezcla de fe y tradición. Portobelo, con su rica historia colonial y su ubicación privilegiada frente al mar Caribe, se convierte en un destino imprescindible para quienes buscan una experiencia que combine cultura, espiritualidad y aventura.
Sin duda, el Cristo Negro de Portobelo es más que una imagen religiosa; es un ícono cultural que refleja la identidad y el fervor del pueblo colonense, un testimonio viviente de la devoción que trasciende generaciones. Si visitas Colón en octubre, prepárate para ser testigo de una de las festividades más auténticas y conmovedoras de Panamá.
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